Cuando los niños de los 80 teníamos a Los payasos de la tele como ídolos inevitables, vi por primera vez Trapecio (Carol Reed, 1956). Fue amor a primera vista. Una intensa película sobre trapecistas enfrentados, sobre rivalidades y amores, ocultos bajo la carpa del circo.
Para mi, en aquella época, un circo tenía la magia de un pequeño microcosmos de héroes apasionados. Y en esa historia tenía la prueba. Un trapecista veterano, Mike Ribble (Burt Lancaster) que hace pareja con un novato intrépido, Tino Orsini (Tony Curtis). Ambos, dispuestos a probar suerte con el salto más difícil posible: el triple salto mortal. Y la equilibrista Lola (Gina Lollobrígida) entre los dos.
miércoles, 13 de mayo de 2009
viernes, 8 de mayo de 2009
El final de El honor de los Prizzi
Es el final de dos asesinos enamorados. No hay otro posible. La pasión, ahora un juego de disimulos, un plan perfecto para matar al otro. Por encargo y con frialdad. Así la desesperación del que queda vivo es mayor, solo bajo la ducha.
martes, 5 de mayo de 2009
El prepara el desayuno
Y ella viene y le besa. Un tipo duro como Sam Peckinpah creó aquí una escena sencilla y apacible, mostrando sabiamente la dulzura entre dos enamorados. Es una de mis parejas favoritas, Doc y Carol, tan tremendamente apasionados. Ella le espera, le hace el terrible favor de sacarlo da la cárcel. Luego él lo sabrá y ocurrirán escenas dolorosas. Luego se perdonarán, se volverán a amar.
Y, en medio, un atraco, una huida, un camión de la basura, un vertedero, habitaciones de hotel infectas, tipos peligrosos...
Y, en medio, un atraco, una huida, un camión de la basura, un vertedero, habitaciones de hotel infectas, tipos peligrosos...
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