Utopía existe. Se llama Shangri-La y la cuenta el maestro Frank Capra. No podía ser otro, el mejor director para soñar con mundos bondadosos y personajes bienaventurados.
Horizontes perdidos habla de una ciudad escondida en el Tíbet con tanta ingenuidad que maravilla. En Shangri-La no existe la maldad, todos viven en armonía y son nobles y sosegados. Los extranjeros que llegan allí, rescatados de un accidente de avión, descubren que es posible otro mundo diferente del que vienen.
Y es que la película se estrenó en 1937, muy, muy poquito antes del estallido de la II Guerra Mundial, cuando el nazismo empezaba a mostrarse y empezaba a ser muy dificil pensar en esperanzas. Pero Capra, el grandísimo Capra, al menos, lo intentaba.
viernes, 10 de abril de 2009
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